Las últimas encuestas de los precandidatos presidenciales, realizadas en diciembre pasado, dan en promedio 10 puntos de ventaja a AMLO (30 por ciento de intención de voto) frente a su más cercano competidor.
En el segundo lugar hay un empate técnico entre Anaya y Meade, con 20 por ciento de las preferencias del electorado para cada uno.
Mientras que los independientes Margarita Zavala y El Bronco, registran 10 y 2 por ciento de aceptación, respectivamente.
Sin olvidar que Peña Nieto cuenta con una aprobación de su gestión que oscila entre los 23 y 31 por ciento. Número muy importante, ahora verá porque.
La ventaja de Andrés Manuel no es extraordinaria, en 2006 arrancó su campaña presidencial en las mismas circunstancias, 10 puntos de ventaja que se fueron evaporando hasta perder la elección.
La consideración en el caso de Anaya es que fue el precandidato con la menor actividad promocional en el mes pasado.
Ricardo Anaya prácticamente desapareció de la agenda pública, dejando dos spots musicales en su lugar para hacerle el trabajo.
En cambio, Meade y Juana, su esposa, apenas descansaron el 25 de diciembre y uno de enero. Lo que le valió dejar el tercer lugar de las preferencias al candidato priista y aumentar su reconocimiento entre quienes tienen la intención de votar el próximo 1 de julio.
Así que aquellos que dicen que la candidatura de Meade no levanta, no son completamente honestos, porque si bien no ha tenido un repunte espectacular, claramente ha ido acortando distancias.
Y aquí hay que recordar los niveles de aprobación que tiene Peña Nieto, que no son nada halagadores para ningún jefe de estado, y sin embargo podrían ser suficientes para que el candidato de su partido gane la elección presidencial.
Y es que un 33 por ciento de las preferencias del voto puede bastar para ganar en una elección entre tres candidatos con posibilidades reales.
El asunto es que ni en el propio PRI están seguros de que Peña Nieto pueda transferir esos puntos a un candidato externo que poco se identifica con los priistas, sus corrientes y sector.
Es por eso que desde el partido y Los Pinos ya preparan un plan b para respaldar a su candidato presidencial y asegurarle un mayor número de votos el día de la elección.
Este plan consiste en que sean los estados y municipios el principal activo de Meade y no la aprobación presidencial.
Esto es, que los candidatos locales con mayor aceptación sean nominados a las diputaciones federales, mientras que para las alcaldías se mandarían a los segundos lugares en las preferencias.
Esto pondría mayor presión a su estructura y operación territorial. Lo que de pronto da mayor sentido a la nueva ley de Seguridad Interior.
Así que cuando Sergio Guajardo, dirigente del PRI en Tamaulipas, señala que no conoce cual será el o los métodos para la selección de los candidatos locales a los puestos de elección no está faltando a la verdad, y es que en el CEN tricolor todavía no está definida la estrategia.
Y para complicar más las cosas, Tamaulipas vive una situación particular pues los alcaldes tienen la posibilidad de reelegirse.
Cosa que no debe de ser mucho problema en los municipios chicos, donde una diputación federal resulta mucho más atractiva que la alcaldía, pero en el caso de Victoria, Matamoros y Tampico si habrá suficiente razones para objetarse, básicamente del tamaño del presupuesto de cada municipio.
Así que no se sorprenda si ve a Almaraz buscando la candidatura. Tenga por seguro que no fue porque así lo quiso, si no porque su partido así lo determino.
Aunque cualquier victorense le podría explicar al CEN priista que no importa sin Almaraz compite por la alcaldía o la diputación federal, pues el secretario de finanzas de Eugenio Hernández va servir de poco para sumarle votos a José Antonio Meade.
Pues eso.
Es bueno saberlo: 1) Por si le quedaba alguna duda, el más reciente escándalo de Maki en Reynosa dejó el asunto aclarado. Maki no repetirá como candidata del PAN por la alcaldía, y a como están las cosas, difícilmente le darán como premio de consolación una diputación federal.
2) El Rector de la UAT, Pepe Suárez, envió un mensaje de bienvenida a la comunidad universitaria compuesta por 40 mil estudiantes y mil profesores en este regreso a clases.
“El mensaje a los jóvenes es que le echen ganas. El estudiante tiene que ser responsable de su propia formación también. Tiene que atender su obligatoriedad, sus compromisos como estudiante, de pensar en ser una persona útil en el futuro aprovechando las bondades que brinda nuestro sistema universitario”, agregó el Rector Suárez Fernández.